Suele mencionarse la falta de una planeación efectiva a largo plazo como una de las razones por las que se producen los problemas financieros y el fracaso. La planeación a largo plazo es una forma de pensar sistemáticamente en el futuro y prever posibles problemas antes de que se presenten. Por supuesto que no existen espejos mágicos, de modo que lo mejor que se puede esperar es un procedimiento lógico y organizado.

La planeación financiera establece pautas para el cambio y el crecimiento en una empresa. Por lo general, centra su atención en la imagen global. Ello significa que su interés se enfoca en los elementos importantes de las políticas financieras y de inversión de una empresa.

Para desarrollar un plan financiero explícito, la administración debe establecer ciertos elementos de política financiera de la empresa, los cuales son:

I.- La inversión que requiere la empresa en nuevos activos. Esto dependerá de las oportunidades de inversión que la empresa elija implementar y es resultado de las decisiones del presupuesto de capital de la empresa.

II.- El grado de apalancamiento financiero que decida utilizar la empresa. Ello determinará la cantidad de préstamos que usará para financiar sus inversiones en activos reales. Esta es la política de estructura de capital de la empresa.

III.- La cantidad de efectivo que la empresa piensa que será adecuado pagar a los accionistas. Esta es la política de dividendos de la empresa.

IV.- La cantidad de liquidez y de capital de trabajo que requiere la empresa en forma contínua. Esta es la decisión de capital de trabajo neto de la empresa.

Sin embargo, no debemos de olvidar que todo lo anterior no tiene sentido de negocio sin un mercado definido y debidamente estudiado.

Las decisiones que tome la empresa en estas cuatro áreas afectarán de un modo directo a su rentabilidad futura, a las necesidades de financiamiento externo y a las oportunidades de crecimiento.